La toxina botulínica, más conocida como Botox, se ha utilizado durante varios años como aplicación cosmética, ya que mejora drásticamente la apariencia de las arrugas al paralizar temporalmente los músculos faciales (y también se puede utilizar para tratar otras afecciones, incluidos los espasmos y la sudoración excesiva).

Los resultados son visibles entre tres y cinco días después de la aplicación y duran hasta tres o cuatro meses. El procedimiento es rápido, sencillo y prácticamente indoloro. Se inyecta una pequeña cantidad de Botox en las zonas problemáticas y el proceso dura solo unos segundos.

Es importante elegir un médico con licencia para administrarlo, con años de experiencia y que realmente se preocupe por la apariencia y el bienestar de sus pacientes. La reconocida doctora estética y médica de cabecera Preema Vig es una de las mejores del sector. No solo ofrece el servicio, sino que también aconseja sobre la mejor opción de tratamiento (¡e incluso se niega a hacerlo si no lo considera adecuado para alguien!) y realmente se preocupa por que luzcas lo mejor posible.

Con la Dra. Preema, no hay efecto de congelación ni de miedo, ya que prefiere ser precavida y buscar un aspecto natural en lugar de excederse con el bótox (y siempre ofrece una cita de seguimiento, donde se puede inyectar más botulinium si es necesario). También es muy buena asesorando sobre algunas pautas post-tratamiento, como no acostarse durante unas horas, evitar tratamientos faciales durante dos semanas, evitar el ejercicio intenso durante un par de días después, etc.

El Botox es el tratamiento no invasivo que garantiza resultados.

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Agosto de 2015

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